Asustado por el desconocimiento del lugar, decido entrar en el comedor, tego hambre, solo se eso ¿habrá alguien? MIs ojos me ofrecen indicios de que ha habido alguien sentado en el comedor, de que se ha comido, pero ahora estoy solo, sin nadie con quien hablar.
"Querida soliedad..." susurro, acto seguido como algo y regreso por donde he venido.