La Biblioteca

Aprieto los puños con fuerza.
- Es posible que no fuese yo, pero da igual, debo de ser lo suficientemente fuerte como para poder controlar ese tipo de cosas... -relajo las manos y cojo el pesado libro para devolverlo a su sitio- Pues... empezaron a ocurrir cosas muy raras, apareció también un tipo igual de raro y comenzaron las voces... hasta que me obligaron a correr y perdí mi cruz... me desmayé, sin poder ayudar a Nessa.... -mis palabras son confusas, pero no soy capaz de describirlo mejor.

- El tío ese raro... la mató. No espera, no fue él, eso creo... aunque se parecían mucho... -estoy más perdido que un pulpo en un garaje, no me acuerdo ni que hacía en el laberinto- y creo que no sé como se llama el tío ese, el que la mató no, el otro, o los dos...

Me giro bruscamente al escuchar una voz detrás mío. Suspiro algo aliviado al ver a Alexander.
- Buenas tardes -correspondo al saludo, bajando la mirada al suelo, todavía confuso.

- Dejó un mensaje: ''Sin marcar un camino verdadero, sigue la estela de un ser superior que le abandonó en la tempestad. Teme por su vida y desconfía de su sombra'' -me repito el mensaje del chico varias veces en la cabeza, asegurándome de que lo he dicho correctamente.

Me separo de la estantería y me acerco a la puerta al darme cuenta de que empezamos a hablar otra vez de lo mismo. No soporto esas conversaciones, solo consiguen hacer más daño. Puede que Alexander tenga razón y lo que necesitemos sea pensar en quien es el siguiente y protegerle.
- Yo me voy a dar una vuelta, tengo que meditar -les despido con un gesto y salgo.